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Los orígenes de la habanera en la contradanza española

Varios musicólogos e investigadores afirman de forma bastante unánime que l'origen de la habanera está en la contradanza cubana, la contradanza criolla o la danza habanera, un baile heredero de la contradanza española, introducida en España aproximadamente en 1701. A lo largo del siglo XVIII, comerciantes y negociantes de la metrópoli llevaron la contradanza hacia la colonia de Cuba, unos setenta años antes que llegara la contradanza francesa al Caribe a través de la colonia francesa de Haití. La contradanza francesa o contradance, madre de la española, tenía sus orígenes en una danza inglesa mucho más antigua, la country dance, de extraordinaria popularidad en la Inglaterra rural del siglo XVI y que rápidamente se extendió por el continente europeo con diferentes variaciones rítmicas y melódicas. En Francia, la country dance, que derivó hacia la contradanza, fue introducida por el maestro de baile Isaac y Lorin en la corte de Luís XIV al volver de Londres en 1684 y en España, por el Borbón Felipe V, de descendencia francesa.

En Cuba, la contradanza española entró en contacto con la música autóctona y la música negra, traída por los esclavos negros africanos. Fue entonces cuando se produjo la criollización o binarización de la contradanza cubana. El compás característico de la contradanza española, el 6/8, presente todavía en algunas composiciones del siglo XIX, se binarizó y substituyó el compás terciario por el 2/4. En la isla, negros y criollos empezaron a hablar en castellano y con el paso de los años modificaron los acentos y la entonación.

Así pues, en Cuba, la habanera nació como un baile de salón muy popular en los salones de La Habana. Más tarde se desdoblaría, debido a influencias melódicas y rítmicas hispánicas, africanas y antillanas, en canto y baile y, posteriormente, en canto, ya fuera en los escenarios de los teatros musicales, en la versión de salón para voz y piano o entre los músicos de la calle.